Desde sus inicios como especie, el ser humano trató de dar forma al espacio que habitaba para entenderlo, reinterpretarlo y potenciar su forma de interactuar con él. Gracias a este afán surgieron las primeras herramientas y métodos de procesar las materias primas que lo rodeaban.
Básicas, esenciales y orgánicas: las formas de los objetos y figuras que nuestros antepasados diseñaron están cargadas de inocencia y pureza.