La cuna de los vientos, el resultado es una magnífica simbiosis de tradiciones e historia. Proyección de lo natural a través de imágenes que resuenan en nuestro interior.
Buscamos rodearnos de objetos, espacios y momentos con significado. El sol proyectado sobre el blanco del yeso, o el ocre de la piedra caliza, los veranos interminables, o la mágica hora del atardecer son algunas de las figuras que generan el ambiente de claridad y calidez propio de un entorno idílico.
La dualidad entre sus formas orgánicas y geometrías, cuyas líneas rectas se asemejan al horizonte del mar, realzan la pureza informal del estilo. Es un contrapunto al discurso estético centroeuropeo que a través del mismo objetivo de síntesis, prioriza lo funcional ante lo emocional, lo inerte frente lo natural.
Días de luces radiantes. Hedonismo mediterráneo.