En esta época en la que los códigos visuales tienden a homogeneizarse. En la que seguimos tendencias con una fe ciega. En la que cada cosa que creamos, se ve limitada por lo que se presupone de ella. Parece haber menos espacio para lo excepcional.
Las referencias que manejamos nos limitan: son copias de copias baratas, carecen de riqueza intelectual y beben de la inmediatez propia de nuestra era. Nuestro trabajo, en lugar de verse potenciado por ellas, se diluye como un azucarillo.
Queremos subirte a hombros de gigantes mediante:
Entiende lo que ves. Expresa lo que quieres.
El proceso creativo es todo un misterio. Sabemos poco sobre lo que nos hace conectar con la genialidad. Sin embargo, sí tenemos el control sobre qué decimos y cómo lo decimos. Estableciendo una relación sólida entre estos dos puntos, creamos estructuras que predisponen a los demás a sentir afinidad por lo que hemos creado. Cuando esto ocurre, las emociones que se desatan son casi mágicas.
¿Qué hace que forma y fondo brillen juntos?