Los años 60 dieron lugar a un cambio de paradigma, el posmodernismo se abrió paso ante un modernismo demasiado encorsetado que mostraba signos de agotamiento. Al hasta entonces inapelable postulado «Less is more», Rober Venturi responde «Less is a Bore». Es el nacimiento de una corriente exuberante, atrevida y desenfadada, con gusto por lo novedoso, pero también por reinterpretar estéticas del pasado.
Las referencias descontextualziadas a la Grecia clásica están íntimamente ligadas al sentimiento posmoderno. Desafían lo más sagrado de la cultura occidental: la perfección y racionalidad del modelo griego.
Durante años, esta corriente ha sido vista como un borrón en nuestra historia, como esas fotos de nuestra etapa de juventud en las que ya no nos reconocemos y nos generan una sensación embarazosa. Sin embargo, su legado es profundo y positivo. Puso en valor la comunicación conceptual para escenificar ideas, la expresión de la identidad individual y la inclusión de la arbitrariedad e ironía en su discurso.