Tras la Segunda Guerra Mundial, el movimiento moderno se consolida como un puente hacia el futuro. Sentando sus bases en la razón y la funcionalidad, aboga por aprovechar los avances tecnológicos desarrollados durante la guerra, ahora con el objetivo de mejorar el bienestar social universal.
Siempre apuntando hacia su ideal de perfección, se caracteriza por el uso de geometrías puras y materiales industriales: vidrio, acero, y hormigón. Encuentra en la sistematización el compañero ideal para aunar tecnología y manufactura. El despegue de la producción en masa.
Es la edad dorada de las grandes corporaciones y del diseñador como figura singular. Es tan importante el producto como quién lo firma. La mente detrás de la idea.